Proceso psicoterapéutico que conlleva dos fases. La primera donde se realizan entrevista (habitualmente 3 o 4 sesiones), que tiene como objetivo comprender el motivo de consulta y también establecer los objetivos de trabajo en conjunto con el paciente. Y la segunda fase, que es el trabajo psicoterapéutico propiamente tal. El número de sesiones dependerá principalmente de los tiempos de cada paciente. La frecuencia es de una vez por semana. A lo largo del proceso psicoterapéutico puede surgir la necesidad de iniciar intervenciones en conjunto con la psiquiatra, eso se evalúa caso a caso, y en común acuerdo con el paciente.

Sesiones destinadas a resolver una crisis actual. Focalizando las intervenciones en el gatillante de la crisis y en el restablecimiento de un equilibrio previo, a través del fortalecimiento de su autonomía. Esta intervención tiene una mayor frecuencia semanal (2 veces a la semana). Puede surgir la necesidad de iniciar intervenciones en conjunto con la psiquiatra, eso se evalúa caso a caso, y en común acuerdo con el paciente. Una vez terminada la intervención, se puede sugerir continuidad a través de una psicoterapia con objetivos más a largo plazo.

Proceso psicoterapéutico que comienza con entrevista a los padres o adultos responsables en conjunto con los niños o adolescentes para indagar motivo de consulta (1 sesión), para luego dar paso a sesiones diagnósticas- indagatorias para comprender historia vital, áreas de desarrollo y dinámica familiar y así tener una mirada comprensiva a la problemática presente (2-3 sesiones). Posteriormente se construye un plan de tratamiento psicoterapéutico tanto con el niño o adolescente y su familia. El número de sesiones del tratamiento dependerá de cada niño y adolescente. La frecuencia es de una vez por semana. A lo largo del proceso psicoterapéutico puede surgir la necesidad de intervenciones en conjunto con la psiquiatra, eso se evalúa caso a caso y en común acuerdo con el paciente y su familia (o adulto responsable).