¿Te diagnosticaron trastorno bipolar? ¿Qué deberías saber?

 Ps. Carolina Morgado.

El trastorno del animo bipolar [TAB], es una patología que se enmarca dentro de los trastornos del ánimo[1], considerándose como un trastorno mental grave, crónico, de curso recurrente[2]  y con “una base genética en la que se ven afectados los mecanismos cerebrales encargados de regular el ánimo y el humor”[3]. Dada esta alteración, es una enfermedad que se presenta en forma oscilante con estados anímicos de manía, hipomanía o mixturas que se alternan generalmente con episodios depresivos[4].

Clínicamente hay dos modos de entender el trastorno bipolar; por una parte, está la concepción categórica descrita en el DSM IV y en el CIE 10 donde se distinguen varias formas según los episodios que predominen[5]. Se encuentra el TAB I, el cual tiene al menos un episodio franco de manía o un episodio mixto que se alterna con episodios depresivos; también se describe el TAB II caracterizado por la presencia de síntomas menos graves de manía llamados fases hipomaniacas y fases depresivas. Además, se incluyen la Ciclotimia en la que se presentan fases hipomaniacas y cuadros depresivos subclínicos[6].

La segunda forma de entender el trastorno bipolar es a través de un continuo de severidad, lo que se ha llamado “espectro bipolar[7], que intenta volver a los planteamientos unificadores de Kraepelin sobre los trastornos del ánimo. Esto para referirse a múltiples formas clínicas de presentación y evolución al interior de los trastornos del ánimo, dentro de las cuales cabe mencionar el TAB I, TAB II, ciclotimias, hipomanías crónicas leves, depresiones de inicio temprano, depresiones en temperamentos ciclotímicos, hipomanías y manías inducidas por fármacos, depresiones que responden a estabilizadores del ánimo, cuadros mixtos. Además, habría formas de presentación soft (atenuadas) y hard (duras) ampliando así el abanico de posibilidades dentro del trastorno bipolar 5.

Estas distinciones se hacen necesarias al momento de planificar el tratamiento de los pacientes. Por lo tanto, si ya has sido diagnosticado con un TAB o piensas que podrías tener un trastorno del ánimo, es importante consultar con un especialista para poder comenzar de manera precoz con las intervenciones, tanto farmacológicas como psicoterapéuticas para mejorar tu calidad de vida.

Los psicofármacos alivian los síntomas que son causados por los cambios bioquímicos en el cerebro y ayudan a prevenir nuevos episodios. Las psicoterapias tienen un rol importante en la adherencia al tratamiento, debido a que modifican la percepción de los conflictos personales que se pudieran presentar los pacientes, contribuye a resolver problemas en las relaciones interpersonales y facilita la adaptación social[8].

El tratamiento del trastorno bipolar tiene varios objetivos: lo primero es centrarse en el episodio actual [9]; luego se busca disminuir la gravedad del episodio, la duración y la prevención de recaídas y/o recurrencias[10] [11] [12] [13] [14] y por último se promueve la recuperación funcional de la persona y mejora de su calidad de vida 3.

REFERENCIAS

[1] Vieta, E. (2011). Trastornos bipolares y esquizoafectivos. A. Trastornos bipolares. En Vallejo, J. (Dir.), Introducción a la psicopatología y la psiquiatría (pp.258-278). Barcelona, España: Elsevier Masson.

[2] Colom, F. & Vieta, E. (2004). Manual de psicoeducación para el trastorno bipolar. Barcelona, España: Ars Medica.

[3] Strejilevich, S. (2012). Trastorno Bipolar: aspectos generales del diagnóstico y tratamiento. En Retamal y Salinas (Ed.), Enfermedades del Ánimo (pp. 69-82). Santiago, Buenos Aires: Mediterráneo.

[4] Grupo de Trabajo de la Guía de Práctica Clínica sobre Trastorno Bipolar (2012). Guía de Práctica Clínica sobre Trastorno Bipolar. Madrid: Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Universidad de Alcalá. Asociación Española de Neuropsiquiatría. UAH / AEN

[5] Ivanovic-Zuvic, F. & Correa, E. (2006). Consideraciones históricas y clasificación de los cuadros bipolares. En Correa, E., Silva, H. & Risco, L. Trastornos bipolares (pp.17-38).

[6] Justo LP, Soares BGO, Calil HM. Intervenciones familiares para el trastorno bipolar (Revisión Cochrane traducida). En: La Biblioteca Cochrane Plus, 2008 Número 2. Oxford: Update Software Ltd. Disponible en: http://www.update-software.com. (Traducida de The Cochrane Library, 2008 Issue 2. Chichester, UK: John Wiley & Sons, Ltd.).

[7] Akiskal, H. y Vázquez, G. (2006). Una expansión de las fronteras del trastorno bipolar: validación del concepto de espectro. VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat XVII 340-346

[8] Retamal, P. (2010). Manejo psicoterapéutico de la enfermedad bipolar. En Cómo enfrentar la enfermedad bipolar, guía para el paciente y la familia (pp. 82.91) (2° ED.) Santiago, Buenos Aires: Mediterráneo.

[9] Jara, M., Lana, K., Schneider, L. y Lemos, K. (2008). Trastornos Bipolares. Revista de Posgrado de la VIa Cátedra de Medicina 177. 22-24

[10] Pino, M. (2001). Programas psicoeducativos para pacientes bipolares. Recuperado el 2 de mayo de 2011, del sitio Web Psiquiatría.com: http://www.psiquiatria.com/articulos/trastorno_bipolar/2118/

[11] Quiroz, D. (2009). ¿Para qué sirve y cómo se construye un registro de los estados de ánimo?. Trastornos del ánimo, 5(2), 142-150.

[12] Malhi, G.S., Adams, D., Lampe, L., Paton, M., O´connor, N., Newton, L.A., Walter, G., Taylor, A., Poter, R., Mulder, R.T. y Berk, M. (2009). Recomendaciones para la práctica clínica en el trastorno bipolar. RET, Revista de Toxicomanías. (57) 18-40.

[13] Labiano, M. (2010). Estrategias de mejoramiento de la calidad de vida. En Oblitas, L. (3era edición) Psicología de la salud y calidad de vida (300-336).

[14] Miklowitz, D. (2010). Tratamiento coadyuvante para el Trastorno Bipolar: actualización de las evidencias. Recuperado el 7 de mayo de 2011, del sitio Web R.E.T. Revista de Toxicomanías, N°59-2010: http://www.cat-barcelona.com/pdfret/Ret59-1.pdf

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