En una sesión, un paciente me relata con mucha preocupación que se propone objetivos que luego no es capaz de cumplir, es decir, logra organizar un plan realista y posible dadas sus capacidades, pero finalmente no lo lleva a cabo. Esto lo hace sentir mal consigo mismo.
Mi paciente se refiere a esto como procrastinar.
La procrastinación sería la postergación voluntaria de comenzar o terminar una tarea, mediante la realización de actividades innecesarias o de menor importancia [1], acompañada de una sensación de malestar, ansiedad, sensación de pérdida de tiempo, sentimientos de autodesprecio, vergüenza, culpa, frustración [1,2,3] , es decir que esta conducta tan inofensiva de postergación, podría traer consecuencias importantes en la salud mental de las personas.
¿Te pasa algo parecido? mañana saco la basura, mañana ordeno la ropa, mañana termino de leer el libro, mañana… O en el ámbito académico, mañana estudio para la prueba, mañana comienzo el trabajo, mañana me junto con mis compañeros, etc.
La procrastinación puede ser explicada desde distintos enfoques teóricos, por ejemplo, desde el conductismo se entiende que es más estimulante hacer actividades donde las recompensas sean inmediatas, que esperar a recibir algo a largo plazo [2,4], desde acá se puede desprender el interés por estudiar el fenómeno de la procrastinación asociado a la utilización de redes sociales de manera adictiva [5].
Desde la perspectiva cognitiva, las personas que se perciben a sí mismos, a la realidad y a los otros de manera errónea [4], pensando que a lo mejor no son capaces de hacer cierta tarea, que los otros los juzgaran y/o que las tareas son más complejas de lo que realmente son.
Y desde mirada psicoanalítica, se entiende que la procrastinación es causa de un conflicto intrapsíquico asociado a experiencias (habitualmente negativas) infantiles, donde el acto de postergar generaría una angustia señal, que aparecería como una defensa inconsciente frente al acto de fracasar [2]. Esto pasaría habitualmente en situaciones donde los padres fueron muy exigentes y realizaron insuficiente contención emocional, imponiendo objetivos y metas poco realistas. La aprobación y el afecto estarían condicionadas a cumplir los requerimientos de estos adultos, dando como resultado niños temerosos ante el fracaso y con la creencia de que son poco valorados por estos adultos [4].
Entonces, frente a la pregunta de mi paciente sobre por qué deja de hacer actividades que se supone le gusta hacer. Por ejemplo, en vez de leer un libro o estudiar para una asignatura que le gusta, se queda viendo televisión por horas sin poder ejecutar su plan. Luego se siente tan mal que se autodesprecio sintiendo mucha culpa y frustración.
Si se descarta que sea un problema en sus funciones ejecutivas, y lo que está presente es conflicto, lo mejor sería indagar en su historia vital e intentar comprender qué hay detrás de esta evitación. Las teorías nos ayudar a comprender algunos fenómenos, pero no logran abarcar la complejidad de cada sujeto, siempre habrá algo que se tendrá que construir en el proceso psicoterapéutico, para una mejor comprensión de cada caso.
Lo importante es invitarlos a pensar sobre esto y no dejar que la procrastinación los abrume. Algo se puede hacer, y si necesitas ayuda lo mejor es consultar con un especialista.
Referencias
[1] Ferrari, J., y Díaz-Morales, J. (2007). Perceptions of self concept and self presentation
by procrastinators: Further evidence. Recuperado el 29 de octubre de 2020, del sitio web file:///D:/Docs/2.%20PACIENTES%20PARTICULARES/PROYECTO%20EMPRESA/articulos%20pag%20de%20internet/procrastinacion/dcart.pdf.
[2] Bastidas, J. (2017). Procrastinación y rasgos de personalidad en estudiantes de una universidad privada de lima este. Universidad peruana unión facultad ciencias de la salud escuela profesional de psicología. Tesis para optar al título de psicólogo. Recuperado el 29 de octubre de 2020, del sitio web https://repositorio.upeu.edu.pe/bitstream/handle/UPEU/411/Jemina_Tesis_bachiller_2017.pdf?sequence=5&isAllowed=y
[3] Barraza, A. & Barraza, S. (2018). Evidencias de validez y confiabilidad de la escala de procrastinación académica en una población estudiantil mexicana. Revista de psicología y ciencias del comportamiento de la unidad académica de ciencias jurídicas y sociales. Vol 9(1), enero-junio 2018. Recuperado el 29 de octubre de 2020, del sitio web http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007-18332018000100075.
[4] Atalaya C & García, L. (2019). Procrastinación: revisión teórica universidad nacional mayor de San Marcos. Revista de investigación en psicología vol. 22 – n.º 2 – 2019, pp. 363-378. Recuperado el 29 de octubre de 2020, del sitio web https://revistasinvestigacion.unmsm.edu.pe/index.php/psico/article/view/17435/14661.
[5] Ramos, C., Jadán, J. Paredes, L. Bolaños, M & Gómez, A. (2017). Procrastinación, adicción al internet y rendimiento académico de estudiantes universitarios ecuatorianos. Estudios Pedagógicos XLIII, N° 3: 275-289, 2017. Recuperado el 29 de octubre de 2020, del sitio web https://scielo.conicyt.cl/pdf/estped/v43n3/art16.pdf.